RESEÑA “DEL COLOR DE LA LECHE ” DE
NELL LEYSHON
MARY Y EL DESEO.
“Yo no recordaba haber pedido ese
deseo”, confiesa Mary con el estupor con
que el mundo deja a los seres inocentes cuando descubren la triste realidad que
hay más allá de sus vidas y sus almas sencillas. El egoísmo, la maldad, la
injusticia, la golpean y despertarán en ella una rebeldía que va a marcar su
destino.
Una muchacha de quince años
cuenta su vida porque puede, porque ha aprendido a leer y escribir; ella lo ha
conseguido y no ha sido de forma gratuita. Ha conseguido un poder que otros
muchos no alcanzarán nunca y ejerce su voluntad para usarlo. Escribe porque quiere
y porque puede. Y nos habla con un lenguaje sencillo, primario. Nell Leyshon
utiliza una muy elaborada forma de simplicidad en la expresión que imita la
torpeza léxica y gramatical de la muchacha, su incultura, que sin embargo no
oculta su gran inteligencia y perspicacia.
Quiere la autora con este libro
dar voz a quienes no la tienen. Sitúa la acción en la Inglaterra de
principios del siglo XIX aunque pudiera situarse en cualquier otro tiempo y
lugar, porque lamentablemente siempre y en todas partes hay muchas voces
silenciadas.
La lectura, algo para nosotros
tan común, es una ventana al mundo, a la vida, que para muchas personas estaba
cerrada pero la escritura es mucho más, es la única posibilidad de sobrevivir a
la muerte, la única de reivindicar el derecho a ser y a que todos conozcan la
verdad de esa existencia.
Sin embargo por esa ventana Mary
no solo descubre un mundo nuevo sino también que ese mundo no es un paraíso y
que en él también reina la incomunicación, lo que la hace añorar su casa y su
familia. Frente a la hipocresía y la mentira manifiestas en la sociedad inglesa
previa a la revolución industrial, Mary muestra unos sentimientos sinceros,
siguiendo el ritmo vital de las estaciones en la naturaleza y habla con un
lenguaje libre de connotaciones en un mundo lleno de miserias físicas y
espirituales que no conoce el amor, donde solo existe la dominación de unos y la
sumisión de otros. Y aunque Mary se doblega, en el fondo es un espíritu libre
que solo espera la ocasión de alzar el vuelo. Mary es un ser marginal; es
mujer, coja y albina. Ella lo sabe y lo acepta pero en cuanto puede se rebela.
Un final duro el de esta pequeña
pero intensa novela, duro pero extrañamente esperanzado: la historia acaba en
primavera, como empezó, porque la vida sigue y el libro, que ha escrito con
gran esfuerzo, está terminado para evitar que el silencio gane la partida y para dar testimonio de su poder,
del poder de su voluntad. El sobrino de Mary, albino como ella, quiere tal vez simbolizar que los seres puros y
extraordinarios nunca dejarán de
existir.
Carmen Truchado