RESEÑA DE LA GITANILLA
Se conmemora este 2016 el IV
Centenario de la muerte de Cervantes y en nuestro club de lectura no hemos
querido dejar pasar este año cervantino sin releer algo del Príncipe de los
Ingenios.
Después de El Quijote, las Novelas ejemplares
se cuentan entre sus obras más leídas, así que elegimos una de ellas, La gitanilla, para homenajear a
Cervantes por un aspecto que nos parece admirable e incontestable: su
modernidad.
Cervantes fue un hombre muy
inteligente, se podría decir que adelantado a su tiempo. Muestra rasgos de una
modernidad de pensamiento que se basa, como no podía ser de otra manera, en su
amplia experiencia vital, en la gran cantidad de lugares que recorrió, en la lectura y el conocimiento
de la literatura clásica y de las tradiciones literarias tanto españolas como
italianas, portuguesas… y la fusión de lo que a él le parecía más importante de
las mismas. Esto hizo que abriese caminos que aún se siguen cuatrocientos años
después de su muerte.
Con El Quijote trazó una
inflexión en la línea evolutiva de la Literatura; es la primera novela moderna.
Consigue realizar una gran crítica social a través del humor y crea unos
personajes vivos, con matices, que cambian a lo largo de la obra. Pero también
en sus Novelas ejemplares logra ser original pues con ellas introdujo el género
de la novela corta en castellano.
En las Novelas ejemplares vemos
una visión moderna, muy moderna para su época, de la mujer. Quizá sea excesivo
decir que fuera feminista, pero así nos lo parece desde nuestra perspectiva. Y
consigue serlo de forma disimulada ante la Inquisición.
En las Novelas ejemplares las
mujeres actúan impulsadas por el amor. Suelen ser adolescentes hermosas
descritas con los tópicos renacentistas. Son audaces, ingeniosas e incluso
astutas. Pretende demostrar que la
principal guardadora de su honra es la propia mujer. Son decentes y decorosas y
a veces religiosas. La alta alcurnia y la nobleza de sentimientos les dotan de
dignidad y honorabilidad. Las protagonistas son raptadas. Casi todas las obras
acaban felizmente, con el matrimonio de los enamorados.
De los personajes femeninos, los
protagonistas son más comedidos, más recatados y honestos que los secundarios,
que a veces son demasiado atrevidos y hasta descarados, e incluso crueles y
malignos.
La gitanilla cuenta la historia de Preciosa, una joven robada de la
cuna por una gitana que la educó como nieta suya y que le enseñó todas sus
gitanerías. La gitanilla era excelente bailadora, recitadora de romances y
además de hermosa y discreta, sabía leer y escribir. Los que la conocían
quedaban encantados y se lamentaban de que fuese gitana. Con solo quince años
da muestra de un gran raciocinio y picardía. Y conoce perfectamente la
psicología femenina a pesar de su corta edad.
Es una gran observadora de la
sociedad contemporánea y critica la poca inteligencia de los encumbrados, que
se rodean de bufones y solo desean pasarlo bien y reírse, menospreciando la
inteligencia y la sensatez.
Se muestra prudente en el amor,
como una mujer madura. Hace hincapié en el valor de la virginidad. Y ella
impone a Andrés, el caballero noble que la pretende, una serie de condiciones.
Entre ellas convivir con los de su raza durante un tiempo. Cuando es aceptado
por los gitanos, estos le admiten y le adjudican a Preciosa. Entonces ella se
rebela y dice que aunque los gitanos le puedan entregar su cuerpo, su alma es
libre.
El enamorado, por su parte, se
enfrenta a todas las convenciones sociales y a las expectativas de sus padres
por lograr el amor de Preciosa. Se somete a las condiciones de la joven y
renuncia al papel de control y dominación que tradicionalmente se adjudicaba al
varón.
Algunas veces Andrés se siente
celoso e intenta recortar la libertad de movimientos de la muchacha, pero ella
con gran madurez le dice que los celos nublan el entendimiento. Al final de la
obra se descubre que la gitanilla es de linaje ilustre.
Entre los personajes femeninos
secundarios se hallan Cristina, compañera de Preciosa, que a veces siente celos
de ella. La gitana vieja, con la sabiduría que dan los años y la experiencia.
Es astuta e interesada, ladrona y conoce remedios de la medicina popular.
Juana Carducha, hija de la viuda
dueña del mesón, contrasta con Preciosa. Es egoísta, taimada y vengativa. No
duda en mentir para conseguir el amor de Andrés, de quien se ha encaprichado.
Cervantes conoce bien la
psicología femenina, lo que se observa tanto en los personajes aristocráticos
como en los de origen popular. El lenguaje de los primeros es refinado y el de
los segundos más ágil y familiar, con rasgos de humor.
Cervantes valora positivamente a
la mujer. La ve con atributos como la prudencia, la honestidad, la gracia, la
bondad, la inteligencia, la picardía, la habilidad para defender su honra y sus
derechos, la perseverancia y la valentía.
Utiliza los personajes
secundarios para mostrar el descaro, la obsesión por cazar a los hombres y el
comercio con el propio cuerpo.
En estos relatos siempre son las
mujeres las heroínas. Cervantes muestra su simpatía y admiración hacia ellas.
Casi siempre salen victoriosas y siempre las defiende y las deja en buen lugar.
Propugna su derecho a la libertad, sobre todo al elegir esposo.
En las Novelas ejemplares se encumbra a la mujer, tratándola como persona,
con la misma dignidad del varón y a menudo más que él.
Utilizar la palabra feminista
para definir la visión que Cervantes tenía de las mujeres quizá sea excesivo,
pero da una gran lección de igualdad de la que pueden aprender muchos incluso
en nuestros días.
Carmen T