El pasado 12 de febrero iniciamos
el camino de nuestro Club de Lectura. La obra elegida para comentar en el
primer encuentro fue Noveccento, de Alessandro Baricco. Es una obra corta que
nació como un monólogo teatral, pero al que su autor calificó después como relato, porque su
estructura y argumento son fundamentalmente narrativos.
Aunque en principio no era el
tipo de lectura que algunos miembros del grupo suelen escoger, al final la obra
cautivó a todos.
Ambientada a principios del siglo
XX, en el período entre guerras, trata de un muchacho abandonado al nacer por
su madre, una emigrante sin recursos, en el Virginiam, el barco en el que iba a
América a buscar fortuna. Un marinero negro lo encuentra y lo cuida a escondidas,
para evitar que se lo quiten, hasta que muere cuando el niño tenía apenas ocho
años. De forma sorprendente, el muchacho aprende a tocar el piano como un
virtuoso. Años después se encuentra con el narrador, un trompetista con el que
traba una amistad sincera y duradera. Nunca ha salido del trasatlántico, sin
embargo conoce el mundo a través de los pasajeros.
Noveccento es descrito por el
narrador como un joven inteligente, que vive a través de los deseos y pasiones
de los demás, que se realiza con la música, pero dominado por el miedo a amar y
crear raíces, el miedo a no ver un final del mundo fuera del barco. En vez de
alcanzar un compromiso con la vida, prefiere engañarse, engañar a sus propios sueños y esperanzas.
Las descripciones del barco, el ambiente
o los personajes son mínimas, centrándose en las sensaciones, los sentimientos
que la música de Noveccento provocaba en el público. Los personajes son
enigmáticos. Critica las diferencias sociales y económicas y la deshumanización
de la sociedad moderna. El uso de un lenguaje en el que abunda el lirismo junto
a otros registros de lengua y estilos más coloquiales son junto con la trama, otras
tantas razones por las que nos ha gustado.
Existe una película de 1998
basada en esta obra, La leyenda del pianista
en el océano, de Giuseppe Tornatore que complementa la lectura
maravillosamente bien.
Carmen
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