A. MUÑOZ MOLINA: EL
INVIERNO EN LISBOA
Un argumento perdido entre las nieblas del pasado, el uso de
la técnica del flashback para enjambrar el relato de dos narradores: el protagonista
de la acción -escasa, concentrada y
lenta pero precipitada de forma torrencial en unos pocos momentos- y el amigo a
quien el protagonista cuenta la historia en varios encuentros ocasionales.
Una historia que se presenta con el formato de novela negra,
inspirada en los clásicos del cine negro americano, como Casablanca o Gilda, a
los que quiere homenajear.
Un relato que pinta paisajes neblinosos en espacios que no
lo son; la presunta oscuridad de San Sebastián, Madrid o Lisboa, no es sino la
oscuridad de los locales donde el jazz se desenvolvía en los años ochenta del
pasado siglo –música, humo y alcohol- o la oscuridad del alma de los personajes
de la novela, que quedan poco dibujados, más bien esbozados, para poder ocultar
mejor así su verdadera personalidad.
El invierno en Lisboa,
la segunda novela de Muñoz Molina, galardonada con el Premio de la Crítica y el
Premio Nacional de Narrativa, cuenta la historia de Santiago Biralbo, un músico
de jazz que se enamora de Lucrecia, la típica mujer fatal de las novelas negras
y que se ve envuelto en el robo de un cuadro de Cézanne. Tiene que huir perseguido por el marido de Lucrecia y sus socios
–traficantes y asesinos-, está a punto de ser asesinado, tiene que cambiar de
identidad; todo porque Lucrecia le ha engañado y utilizado para salvar el plano
que la lleva hasta el cuadro del que todos piensan que está en poder de
Biralbo.
Si ella está enamorada o no del pianista, es algo que no
queda claro en la novela, pero incluso aunque así fuera, esa relación está
condenada al fracaso, y a medida que Biralbo va huyendo de una ciudad a otra,
el amor que él siente se va escapando también y va dejando en la novela un
rastro continuo de nostalgia.
Una historia de amor, misterio y música, de pasión y
amistad, de violencia, de soledad, de esa soledad inherente al ser humano que
es la que inunda toda la novela, en la cual se hallan sumergidos los personajes
y que es lo único que queda al final como el cumplimiento de un destino
presentido e inevitable.
Mª Carmen Truchado
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