LA
NIÑA DE NIEVE
¿Un cuento con cuerpo de novela o una novela con
alma de cuento? La niña de nieve es
la obra con la que Eowin Ivey, periodista canadiense de cuarenta y cinco años,
ha debutado en el mundo literario y logrado el premio Pulitzer de ficción en
2013.
Una novela de lectura agradable cuyos
protagonistas son un matrimonio de colonos que, a principios del siglo XX,
llegan a Canadá, a un mundo agreste y hostil, en busca de una nueva vida para
intentar huir del dolor que les provocó la muerte de su bebé en el momento del
parto y la imposibilidad de volver a tener hijos. Por ese dolor y el abismo que
ha crecido entre ellos, sus almas se han convertido en un lugar tan frío, duro
y árido como esa tierra.
Descripciones maravillosas, aunque quizá demasiado
abundantes, del paisaje que constituye un personaje más y al tiempo un marco
perfecto para la soledad de los personajes, quienes encuentran un motivo, una
ilusión para seguir viviendo, en una muchacha que parece surgir, como en un
antiguo cuento de hadas, de un muñeco de nieve.
La autora juega con el lector, arrastrándolo, igual
que a los personajes de la novela, desde la fe a la incredulidad, desde la
fantasía al dominio de la razón, creando una parábola para expresar que la
esperanza y la fuerza de los deseos pueden lograr que estos se conviertan en
realidad, pero quedando muy claro que todo lo que se consiga ha de empezar
primero con un cambio interior. Ellos consiguen salvarse gracias a la niña de
nieve, gracias al amor, a la amistad y a la solidaridad que cultivan en sus
corazones y con los cuales son capaces de llenar el vacío que los ahogaba;
aunque siempre haya que pagar un precio por la felicidad.
Carmen Truchado
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